Nadie ha dicho que las relgiones salven.
(Tal vez algunas más bien estorben un poco al proceso. Me llaman la atención dos tipos: las que confunden FE con histeria colectiva, como si llegara un cantante y las que llenan el proceso de ritos y trámites).
Prefiero en silencio, esa íntima, y (casi) constante conexión con mi Creador. Considerar a Dios como mi amigo, y acercármele pausada y constantemente; y permitirle a ÉL el acceso a mí.
Y por supuesto, actuar conforme a principios elevados, éticos, de amora al prójimo, a mí mismo, y a ÉL.
Así de simple (y sin salirme de la Iglesia en la que nací, necesariamente; porque el asunto no es de cambiar de iglesia; sino De CAMBIAR INTERNAMENTE, y vivir en paz).
Dios los bendiga, y les regale un buen día. Amen y gracias.